En los primeros días de Abril de 2016 se difundió la noticia de la presencia de evidencias humanas arqueológicas expuestas en la desembocadura de Camarones, primero en redes social y luego en prensa regional y nacional. Debido a que fui entrevistado y luego aludido directamente, me veo obligado a comentar al respecto.
Además, debo aclarar que esta nota la hago a título personal como profesional que trabajo hace más de 15 años en la Región de Arica y Parinacota. La opinión de la institución donde laboro se podrá encontrar en sus medios oficiales.
La Estrella de Arica - 05 Abril 2016
Las Últimas Noticias - 06 Abril 2016
El Morrocotudo - 06 Abril 2016
Blog de Evelyn Pfeiffer - 10 Abril 2016
Antes de pasar a los temas de fondo, relativos a la
protección del patrimonio arqueológico, comentaremos de la supuesta desidia, evasivas
y hasta mentiras que yo habría cometido.
Primero, nunca desconocí que la denuncia formal se hizo el
23 de Marzo, pero posiblemente cuando me llamó el periodista por teléfono le
dije “23 de Abril” (que finalmente se transcribió como “3 de Abril”), tal cual equivocadamente
le dije a mucha gente esos días (y que me corrigieron). Esa confusión entre
Marzo y Abril es una equivocación del todo humana y entendible, por eso extraña
que se me acuse de que yo manipulé la información. Más aun cuando por solicitud
de información por transparencia se pueden obtener los datos oficiales.
Roqueríos al sur de la desembocadura del río Camarones. |
Segundo, lo de la camioneta no es una justificación, no
existe ningún vehículo en todo el Consejo de Monumentos Nacionales, no sólo en
nuestra región, y aun así hemos podido realizar nuestra labor de manera relativamente
adecuada todos estos años. Sobre el resto
de los días que pasaron y no fui se debe a la carga de trabajo normal, explicándole
al periodista que no sólo las supuestas Momias Chinchorro están en riesgo, sino
que diariamente hay otros temas que ver y analizar. Dar la idea que yo soy un
burócrata que evita ir a terreno, es totalmente injusto, pues no se puede poner
en duda mi profesionalismo sin informarse de fuente directa de cómo es mi desempeño.
Tercero, yo no he intentado bajarle el perfil al hallazgo denunciado, señalando que los restos “no eran Chinchorro”. Es más,
desde mi perspectiva profesional, la valoración de las evidencias arqueológicas no se basa en su antigüedad o su particularidad. Yo sólo hice la precisión
técnica para evitar seguir difundiendo la idea errónea de que al ponerle el
adjetivo de “Chinchorro” a cualquier evidencia arqueológica, éstas deberían obtener
una mágica mayor relevancia. Así como existen otras evidencias bioantropólogicas
en riesgo, existen otros restos en la región que están en peligro, ya sea por
actividades recreativas, construcciones, ampliaciones de cultivos en los valles,
entre otros.
Cuarto, el tema quizás más importante es por qué no le di la
importancia que le vieron la denunciante y sus seguidores de las redes
sociales, y aplacé finalmente la visita. El hecho es que en ese lugar (quizás
no exactamente el mismo) hemos tenido que ir recurrentemente durante los
últimos 5 años, a recoger restos humanos que aparecen producto de que el
yacimiento fue intervenido por un camino vehicular hace unos 30 años dejando una ladera arenosa activa, pero sobre
todo por la acción de visitantes y curiosos (no creo adecuado caracterizarlos
como “turistas”), que han aumentado fuertemente en los últimos años debido a la
promoción que se ha hecho de este lugar. Diferentes servicios públicos y
autoridades impulsan de manera mediática la relevancia de las momias Chinchorro
y este lugar como un punto privilegiado para “ver su cultura”, siendo notorio cómo
la principal institución técnica del Estado con pertinencia en lo arqueológico
no participe de esta promoción. Como parte de esta promoción hacia el desarrollo turístico es que la periodista denunciante llegó a ese lugar, tal cual han paseado un variado séquito de medios periodísticos y personalidades de la política.
El tema si corresponde a un huaqueo o no, es relevante en este punto. Nuestra experiencia y las fotografías de la denuncia dan
cuenta que el cráneo expuesto ya ha sido removido desde otro lugar cercano. Hoy
en día son los curiosos que al no ver en el lugar ninguna museografía que
explique el valor del lugar, su paisaje y las evidencias arqueológicas, quienes
buscan con sus manos o instrumentos improvisados destapar los restos de cuerpo humanos, y una vez que lo descubren, lo dejan ahí ya satisfecha su curiosidad. Si
fuera un huaqueo comercial, si sería necesario ir corriendo con la Policía a detectar
in fraganti el delito, pero en este contexto, partir a recuperar o reenterrar una
momia descubierta por gente desinformada, no es lo más urgente ni eficiente. Se requiere
implementar una verdadera política de protección del Patrimonio Arqueológico
Regional, que involucre educación patrimonial, la adecuación de determinados
sitios para la visita y la coordinación entre diferentes instituciones bajo una misma priorización de acciones.
Momia saqueada hacia 1940 en Playa Las Lisera, Arica. |
La periodista bloguera, más allá del comentario soslayado
hacia mi desempeño, apunta en una dirección sólo parcialmente correcta,
apuntando únicamente a la falta de recursos para la protección de los sitios
arqueológicos. En la presente administración se han entregado recursos para
implementar el PDZE o Plan de Desarrollo de Zonas Extremas, donde se dirigen
bastante millones de pesos enfocados al tema patrimonial, repartidos en proyectos del “Camino
Inca” (que en verdad es el único Patrimonio Mundial declarado de
nuestra región: Qhapaq Ñam), las “Iglesias del Altiplano” (que debería
corresponder al plan de restauración de Iglesias Andinas de la Fundación
Altiplano), las restauraciones en la ciudad de Arica, que están pendientes de administraciones
anteriores (Ex Isla, Estación del FFCC, Ex Aduana, Catedral San Marcos y Morro
de Arica), obviamente el tema de la postulación de la Cultura y Momias
Chinchorro a Patrimonio Mundial de la UNESCO, siendo lo más llamativo un
denominado “Gran Museo Chinchorro” que ha abierto el debate político y
ciudadano en la región.
El problema entonces no son los recursos, que al menos en el
papel existen para el tema patrimonial. El problema más grave es que existe una
nula visión desde la plana política que estos temas deben ser analizados
técnicamente, como cualquier otra infraestructura que se realice con fondos
fiscales. Aunque el patrimonio cultural y sus acciones de protección parecieran
evidentes, muchas veces, las buenas intenciones (promoción turística,
señalética, entre otros) sin trabajar en cada caso la forma de administrar los
lugares patrimoniales a explotar, provoca más daño sin protección ni desarrollo local. No sólo se
necesita una nueva política nacional sobre el Patrimonio Cultural, con una discusión de qué es y de qué se compone el Patrimonio Cultural, sino que
sobre todo se debe apuntar a la GESTIÓN de los diferentes componentes del
patrimonio.
Participamos hace unos años de la preparación de un proyecto
para el Diagnóstico del Patrimonio Cultural Regional, que sirviera para ordenar
las prioridades, identificar los proyectos que tienen mayor factibilidad y cuáles
deben ser las diferentes acciones para coordinar el trabajo en educación
patrimonial y de los diferentes servicios públicos regionales para que la
variable patrimonial esté en todo proyecto. Lamentablemente, con el actual
recorte presupuestario, el Gobierno Regional determinó que dicho proyecto no era
necesario realizarlo, que un estudio más no se requería pues existía “claridad” de cual
eran las prioridades al respecto: Las Iglesias Andinas (que ya están siendo
ejecutadas ejemplarmente por la Fundación Altiplano); las Momias Chinchorro (las "más
antiguas del mundo" que DEBEN ser declaradas por la UNESCO, ¿para qué?, ¿para
Turismo?, ¿y el Qhapaq Ñam que ya es Patrimonio Mundial?); y el Gran Museo
(confundiendo la misión educativa de un Museo con una supuesta finalidad
eminentemente turística). Sin considerar que el verdadero potencial de utilizar
el Patrimonio Cultural como fuente de desarrollo local, está en relevar los
valores distribuidos en todo el territorio regional y el
uso integral mediante centro de interpretación, parques arqueológicos y museos
in situ.
Finalmente, el caso del cráneo expuesto en la desembocadura
del río Camarones, es una consecuencia palpable (fotografiable, twiteable) de cómo se improvisa la política patrimonial
en la región. No es el momento para promocionar el patrimonio cultural Chinchorro,
al menos no en los sitios arqueológicos; es el momento para ejecutar las acciones
de protección y elaboración de modelos de gestión, acciones recomendadas hace
años a las instituciones que promueven a la Cultura Chinchorro como Patrimonio
Mundial. Una vez que estén protegidos cada uno de los sitios arqueológicos en
riesgo, podremos discutir la forma en que los sitios puedan formar parte de un
Parque Arqueológico cuyo fin sea la educación, su protección, y el desarrollo local
mediante un turismo de intereses especiales.