Marzo 2009

Daño Invaluable al Patrimonio Arqueológico de la Región

Esta nota apareció en el periódico electrónico local
"El Morrocotudo", el día 01 de Marzo del 2009.

Según los vecinos que habitan a la salida de Cerro Sombrero (valle de Azapa, Comuna de Arica), hace dos semanas una maquinaria estuvo trabajando en el lugar, preparando un camino y luego moviendo tierra en la parte alta del cerro. Los testigos no detectaron que se trataba de un delito y que los trabajos estaban afectando directamente un Monumento Nacional, que por el hecho de ser un bien arqueológico posee la máxima protección de la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales. Los irresponsables e ignorantes encargados de la obra se dieron maña para iniciar un abrupto camino de ascenso desde el mismo letrero informativo que indica la existencia de un importante Yacimiento Arqueológico de procedencia prehispánica. ¿Cómo es posible esto?


La Aldea Prehispánica de Cerro Sombrero

A principios de la década de 1980 esta aldea prehispánica fue estudiada por investigadores de la Universidad de Tarapacá. Ellos afirmaron que se trataba de una singular ocupación de una comunidad agroganadera que explotaba también los recursos marinos. Ubicada en la parte más alta de los cerros, su emplazamiento puede deberse al valor estratégico de la gran visión del entorno, o también al ambiente más salubre que el encontrado junto a las ciénagas del río San José.

Se trata de una importante yacimiento que da cuenta de cómo era el vivir cotidiano de las sociedades que los arqueólogos denominan Cultura Arica del período de Desarrollos Regionales (entre 1.200 y 1.400 d.C.). Existen muchas evidencias de que estas comunidades tenían un alto sentido estético, no sólo a través del barroquismo de sus piezas textiles, cerámicas y calabazas rescatados respetuosamente desde sus ajuares funerarios (web Iconos de Arica). Además, esta aldea nos indica claramente que las expresiones artísticas formaban parte importante de su vida diaria, compartiendo su espacio con una multitud de geoglifos que rodean al poblado.

Sin embargo, este complejo conjunto aldeano, compuesto de habitaciones y geoglifos, no sólo tiene valor informativo, sus características paisajísticas y monumentales son posibles de apreciar desde grandes distancias, convirtiéndolo en un potencial recurso turístico. La Aldea Cerro Sombrero es el fenomenal inicio del deteriorado Circuito Arqueológico del valle de Azapa. Este continua luego con los geoglifos de Atoka (hoy violentados por las antenas telefónicas instaladas en su parte alta) los geoglifos de Cerro Sombrero (asfixiados por los cultivos), los Túmulos de Alto Ramírez (completamente cercados y cercenados por las propiedad privada) el Poblado de San Lorenzo (nuevamente antenas deterioran su valor patrimonial). Las condiciones actuales del circuito turístico hacen que las visitas se apuren por llegar al punto final del recorrido: el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa.

También es importante destacar que el Cerro Sombrero o Pan de Azúcar actualmente es un Lugar Sagrado para algunas organizaciones aymaras urbanas, que lo usan en la festividad del Machaq Mara (Año Nuevo Aymara). Estas comunidades respetan estos lugares ancestrales y utilizan otros espacios para sus ceremonias. Por tanto, el Cerro Sombrero tiene una importancia patrimonial, ceremonial, turística, cultural y étnica.

Daño Irremediable al Monumento Arqueológico

Pero, ¿que sucedió exactamente? En primer lugar existe un daño considerable al paisaje y al valor del conjunto patrimonial dejado por las huellas, que son visibles desde cualquier punto de la carretera.

Además, la maquinaria arrasó con recintos de piedra que constituían casas y estructuras ceremoniales, y con toda la información intacta que aún mantenían. Maíces, restos de estructuras de totora, carbones, trozos de textiles y calabazas, huesos de animales, todos ellos de cientos de años, quedaron desparramados por la acción de maquinarias.

Se puede decir, usando una metáfora común para estos asuntos, que en el suelo y a merced del viento quedaron dispersas innumerables páginas arrancadas del libro que documenta el pasado de la Región. En tiempos de globalización y homogeneización cultural, estas acciones nos hacen perder el registro de un momento de la humanidad en que coexistían con mayor tolerancia y respeto innumerables formas de vida. Desde ese pasado podríamos rescatar una identidad que nos vuelven una comunidad única, con una historia particular y con formas propias de enfrentar los desafíos futuros.

Según la legislación este hecho constituye un delito castigado por altas multas. Lamentablemente, pese al frecuente daño efectuado al amplio patrimonio arqueológico regional, las acciones legales anteriores no han concluido con todo el rigor o incluso no han sancionado de ninguna manera a los (ir)responsables de los atentados.

Pero optimistamente podemos indicar que estamos en un contexto nuevo, tenemos una política patrimonial cada vez más fuerte y tenemos recientes fiscales en la región dedicados a estos delitos medioambientales y patrimoniales. Esperemos que las sanciones sean las necesarias para iniciar el fin del permanente deterioro y cercenamiento del Patrimonio Tangible de una de las regiones con más historia de la nación.

Un dato que también hay que considerar es que el terreno donde se emplaza el yacimiento es privado, y no corresponde a un predio del fisco, como debería ser lo lógico. Durante la repartición de nuevos terrenos agrícolas en tiempos de la CORA (Corporación de la Reforma Agraria) de los años 60 y 70, el patrimonio arqueológico era menos valorado de lo que es incluso hoy. Así quedaron un sinnúmero de yacimientos arqueológicos en predios privados, por ejemplo, en el sector de Alto Ramírez, también del valle de Azapa. Allí han sido sistemáticamente arrasados tras los altos cercos, y subsisten sólo algunos contados con los dedos de una mano.

Por tanto, este atentado también es la ocasión para discutir públicamente la recuperación por parte del Estado de los innumerables yacimientos arqueológicos que todavía subsisten en terrenos privados.

¿Qué puede hacer Usted para evitar que se repitan estos casos?

Primero, no existe forma de tener un catastro completo de todos los yacimientos arqueológicos existentes, cada vez se registran sitios no conocidos en nuevas áreas o en nuevos sectores donde se explora la superficie o el subsuelo. Además, hay amplias zonas de la región que no han sido exploradas para determinar su potencial patrimonial. Sin embargo, la ley es clara: son Monumentos Nacionales TODOS los yacimientos arqueológicos, sean conocidos o no. Es decir, si Usted al hacer una excavación en su propiedad encuentra restos arqueológicos debe dar aviso a Carabineros, a la Gobernación y/o al Consejo de Monumentos Nacionales, sino cometerá un delito.

Segundo, los bienes patrimoniales en general, no son de por si transparentes y obvios de reconocer. Un ínfimo porcentaje tiene letreros informativos, el resto no. Si usted esta adquiriendo un terreno en la ciudad o en los valles, o si está iniciado trabajos en un terreno baldío, mejor acérquese a la Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota, para saber si se tienen noticias de yacimientos en el predio. La Ley es clara, independiente de que usted tenga propiedad y titulo legal del terreno, no puede destruir, excavar, alterar yacimientos que estén dentro de su terreno. Para eso necesita un permiso expreso del Consejo de Monumentos Nacionales.

Tercero, si usted es testigo de algún atentado al patrimonio arqueológico o a los Monumentos Nacionales debe dar aviso directamente a Carabineros o a la Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de la Región. No se convierta en cómplice de un delito que es irremediable.


  • Pronto el Consejo Asesor de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota abrirá su oficina en Arica. Por ahora sólo entregamos el correo electrónico de José Barraza Llerena, el Secretario Ejecutivo jbll@monumentos.cl.